En el libro de poesía Del sudor de las sirenas (2015) el poeta nos canta que estamos hechos de amor y desamor, de palabras: sudor de las sirenas diluido en el mar con un toque salado y una pizca de piel ajena. Así, intangibles, se nos presentan historias aparentemente pertenecientes a un pasado homérico y que sin embargo son de hoy: amamos la nostalgia que nos dedica la persona amada en la ausencia, a sabiendas de que siempre estamos de retorno pues solos somos fragmentos de algo incompleto. Sueños, deseo de lo no presente: “El aire escupiré para tener su rostro”. Con la certeza de que el amor conlleva la herida (“me corté con el filo de unos ojos”), y el paso de los días cubre de neblina esmerilada el tiempo sin que no percatemos de que los días grises son en realidad sábanas níveas, blancura resplandeciente de las estrellas. Y con la consciencia de que no siempre la herida es de muerte sino que las hay también de vida.
Del sudor de las sirenas
Pedro Luis Ladrón de Guevara, Del sudor de las sirenas, Madrid, editorial Huerga y Fierro, 2015, pp.74.